Lunes, 18 de octubre 2010
Según el Comité organizador saharaui del campamento de protesta establecido a las afueras de la ciudad de El Aaiun, son ya unas 14000 personas las que allí se concentran. Alrededor de 4200 jaimas, entre las que muchas son tan solo trozos de tela utilizadas para refugiarse de la intemperie y proteger sobre todo a los niños, se han ido levantando de forma improvisada durante los últimos seis días.
En la tarde de ayer, dos conocidos generales marroquíes de alto rango, Housni Benslimane y Abdelaziz Bennani, han intentando negociar con los responsables del Comité saharaui para lograr desmantelar el campamento y acabar con la protesta, pero los saharauis se han negado a cualquier negociación si antes no se permite la entrada de agua potable, alimentos y medicinas. Los saharauis se quejan del desprecio que el gobierno marroquí está mostrando ante la protesta generalizada, sin que hayan recibido aún ninguna respuesta. Desde el Comité organizador se piensa que esa actitud despótica se debe en parte a que la prensa internacional no se ha hecho eco todavía, en toda su dimensión, de esta protesta masiva y reivindicativa que la población saharaui del Sáhara Occidental está llevando a cabo desde hace una semana en todas las ciudades del territorio ocupado, de forma más significativa en el campamento del este, por el gran número de personas que lo componen.
No se conoce una movilización igual desde el comienzo de la Intifada en el 2005. Una vez más, el pueblo saharaui está dando muestras de su unidad y de su profundo e irrenunciable deseo de lograr su libertad y su independencia.
El ejército marroquí y la Gendarmería Real, mantienen cercado el campamento mientras los helicópteros y avionetas militares sobrevuelan la zona las 24 horas. Al llegar la noche, los helicópteros con las luces apagadas del aparato, se acercan mucho y parece que fueran a tocar tierra. El ruido que producen aterroriza a la gente que no pueden dormir en toda la noche. Por si eso no fuera poco, grupos de colonos marroquíes, a los que el ejército permite la entrada al campamento, se dedican durante la noche, a entrar en las jaimas y asustar a la gente protagonizando escándalos con gritos y amenazas, que el equipo de saharauis encargado de la seguridad, intentan controlar.
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