Saltana el Bardi llegó a España en 2002 desde los campamentos de refugiados de Tinduf, en el Sáhara. La pequeña, de nueve años, iba a pasar dos meses en Cartagena con una familia de acogida, dentro del programa de vacaciones de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Han pasado nueve años desde entonces, y Saltana, que acaba de cumplir la mayoría de edad, no ha vuelto. En 2007, tras un largo proceso judicial, un juez otorgó su tutela a la familia que la tenía acogida y que quería conservarla, a pesar de la reclamación de su madre biológica, Knana Saleck Bardi. El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo dictaminó ayer que España vulneró los derechos de la madre biológica y condena al Estado a pagarle 30.000 euros.
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