La película 'El maestro saharaui' se proyectará mañana
viernes, a las 19.00h, en la casa de cultura. Es una de las últimas
actividades que ha programado la Asociación Tolosaldea Sahararekin, con
el fin de llamar la atención sobre el problema político y humanitario
que padece el pueblo saharaui.
El tema que propone la película no podía estar más de
actualidad. Recientemente se ha conocido que el gobierno cubano ha
restringido las ayudas que antes mantenía a los jóvenes saharauis para
que pudiesen realizar allí sus estudios.
La película trata justamente sobre un joven saharaui que
se traslada a estudiar a Cuba. Permanece allí durante más de 12 años, y
en ese transcurso de tiempo, mientras finaliza sus estudios, se casa con
una cubana y tiene familia. A través de una conversación con su hija,
el saharaui explica que la finalidad de estudiar fuera, es formar a los
jóvenes para que un día puedan dirigir su país. En esta tesitura, el
protagonista abandona la isla y a su familia para regresar al Sahara y
cumplir con su deber.
Curiosamente, el monitor de los niños saharauis que pasan
sus vacaciones en Tolosaldea, Sidi Baba Mohamed Lamin, estudió también
en Cuba. Cuenta los beneficios que le aportó a su vida su estancia en el
país caribeño y cómo afectará en el futuro esta medida a los saharauis.
-¿Sabe por qué el gobierno cubano ha rescindido las ayudas a los estudiantes saharauis?
-Es una noticia que se ha propagado por Internet hace tan
solo 15 días, pero al parecer es oficial. Supongo que la difícil
situación que atraviesa el país les ha obligado a tomar esta medida.
-¿Qué beneficios le ha aportado su estancia en Cuba?
-Me dio la oportunidad de completar los estudios de
Secundaria y de acudir a la Universidad para estudiar Educación
Especial, aunque por motivos personales, no pude finalizar.
-¿Y a nivel personal?
-Salí de los campamentos cuando solo tenía 13 años. A esa
edad, los padres te dicen que vas a estudiar a Cuba como si se tratase
de unas vacaciones, sabiendo perfectamente que no vamos a regresar en 13
años, aunque en mi caso fueron 11. Durante este tiempo la relación con
la familia se limita a dos o tres cartas al año. Pero aún así, es una
experiencia vital muy bonita que nos marca de por vida. Es una parte de
nuestra historia personal muy especial. Allí hemos pasado nuestra
primera juventud y, solos, nos hemos convertido en hombres.
-¿Cómo cree que afectará el recorte de esta ayuda a los saharauis?
-Nos afecta muchísimo, pero entendemos la situación.
Soportan un bloqueo que dura ya muchos años. Además, las ayudas
alimentarias son cada vez menores y las ayudas económicas que aportaban
la ONU y las ONG se han reducido bastante. Se nota que las familias
saharauis lo pasan cada vez peor.
-¿Qué alternativa les queda para estudiar?
-En Argelia aún se mantienen las ayudas de acogida y de
estudio. Venezuela era otro de los países que colaboraba, pero sus
ayudas son cada vez más escasas. El ideal para nosotros sería estudiar
en la Universidad de Aaiun, si Marruecos se retirase de nuestra tierra.
De esta manera no tendríamos que depender de nadie.
-Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana...
-De momento es muy limitado, pero algunos alumnos están
teniendo la posibilidad de estudiar en el Estado español, acogidos por
familias, a través del Frente Polisario. Pero no se trata obviamente de
una ayuda estatal, sino que procede de la solidaridad de las familias.
Otra ventana abierta se puede considerar la escuela Simón Bolívar,
recién inaugurada en Smara, gracias al apoyo económico de Cuba y
Venezuela, que posibilita estudiar el ciclo de Secundaria sin salir de
los campamentos.
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